Unos 300 jóvenes comparten durante tres días
conocimientos que van desde la fabricación de virus informáticos a
la ciberpolicía
OLALLA CERNUDA |
BARCELONA
Hacker: criminal común que utiliza los ordenadores
para cometer sus crímenes. Esta pseudo-definición, repetida hasta la
saciedad por medios de comunicación de todo el mundo, trata de ser
borrada del subconsciente social estos días en Barcelona, en el Hackmeeting 2000.
Y es que no es tan fiero el león como o lo pintan, y
los hackers -o al menos los que dan la cara- no son tan malos. Al
revés, están mucho más concienciados de los problemas que les rodean
que muchos de sus compañeros generacionales.
La idea viene
de Italia, donde desde hace tres años se celebra anualmente un
encuentro de hackers de todo el país, que este año ha llegado hasta
España. Envueltos en un halo de misterio que ellos mismos se niegan
en quitar, la reunión se ha celebrado en una casa okupada a la que
las cámaras tenían prohibido el paso.
¿Y qué han hecho todos estos chicos (porque las
féminas han brillado por su ausencia) durante estos días? Pues si
usted piensa que se dedican a planear la ciberguerra mundial, cómo
tirar el servidor del Pentágono o cómo entrar en los sistemas de
seguridad de La Moncloa usted está muy equivocado. Se han reunido
para hablar de arte, de comunicación, de activismo social, de la
tarifa plana y de Internet.
Y tiene su mérito que hayan llegado hasta aquí,
porque se trata de un encuentro autogestionado íntegramente. Los
organizadores han conseguido llevar hasta el Hackmeeting dos decenas
de ordenadores, montar una red local para acceder a Internet y un
amplio panel de charlas , debates y talleres. Todo ello sin
solicitar ni una peseta a nadie.
En la casa okupada de Les Naus ha habido tiempo para
hacer talleres con títulos tan sugerentes como iniciación a la
seguridad personal, hacking pasivo, programas autoreplicantes,
cabinas o computación cuántica. Pero aunque puedan parecer reuniones
sólo aptas para cerebros privilegiados, nada más lejos de la
realidad. Las charlas y debates que han aglutinado a la mayor parte
de las cerca de 300 personas que estos días han estado en el
Hackmeeting se centraban en el artivismo, el hacking en los medios
de comunicación o la ciberpolicía. Porque a estos jóvenes les
preocupa, y mucho, lo que se dice de ellos.
Mala imagen Pero entonces, si son gente
normal, que no hace nada que sea considerado delito, ¿porqué tienen
esa imagen tan mala? Es la gran duda no resuelta en Les Naus. Los
ejemplos puestos por grupos de hacktivistas ingleses y alemanes, que
han llegado a una entente cordiale con los medios de comunicación
para que se hagan eco de sus actividades sociales no son bien vistos
en España.
El miedo a ser identificados, y a que los medios les
traten mal, impide entrar en la casa a los reporteros gráficos y a
las cámaras de televisión, todo lo contrario a lo que ocurre en
otros encuentros que se celebran en EEUU o Inglaterra, donde los
medios de comunicación campan a sus anchas entre los jóvenes
expertos informáticos.
Eso sí, aquí no se han dejado ver policías camuflados
entre el público. En otros países, las fuerzass de seguridad
utilizan eztos encuentros como sitio donde "fichar"a pesonas que
pueden ser de mucha ayuda a la hora de resolver cibrecrímenes.
Si usted quiere saber lo que hace un hacker en su
tiempo libre, se lo puede preguntar a Frank Guerrero, director de la
Corporación RTMark. "Me voy la
semana que viene a Salzburgo a una reunión de la OMC a la que nos
han invitado a participar tras ver nuestra página web". Habría que
aclarar que dicha página es una
réplica satírica de la de la Organización Mundial de Comercio, pero
en Salzburgo no se han dado cuenta, y piensan aprovechar la ocasión
para hacerles saber de primera mano lo que piensan de su sistema. Si
quiere que le pregunten algo de su parte, todavía está a tiempo de
hacer sugerencias.
Pero no sólo se hace hacktivismo fuera de nuestras
fronteras. En Madrid, mientras tanto, el grupo La Fiambrera Obrera
propone actividades subersivas mucho más entretenidas. O si no, que
se lo digan a Alvarez del manzano, que tuvo que escuchar pasmado una
saeta -durante la procesión de la Virgen de la Paloma- que en lugar
de homenajear a la santa hacía mención al proyecto que llevan a cabo
el Ayuntamiento de Madrid y el Obispado de construir un edificio de
oficinas cerca de La Almudena donde se tenía que haber hecho un
parque. |