El grupo de "artivistas" más polémico de Internet
nos habla de su
lucha contra los grandes poderes políticos y
económicos
JOSE LUIS DE VICENTE |
BARCELONA Especial para EL
MUNDO
Han venido a impartir técnicas de combate para enfrentarse al
poder. Eso sí, son completamente contrarios a cualquier forma de
violencia: el HTML, el e-mail y una punzante ironía son las únicas
armas que emplean para ridiculizar en público a políticos y
macrocorporaciones. â TMark se han
hecho famosos por falsificar páginas web oficiales y organizar
espectaculares acciones mediáticas contra los intereses comerciales
que intentan controlar Internet. Aprovechando su presencia en
nuestro país para participar en el taller "la acción
directa como una de las bellas artes", organizado por el Museo
de Arte Contemporáneo de Barcelona, el DIARIO DEL NAVEGANTE habló
con dos de sus miembros sobre sus controvertidos procedimientos y su
posición actual dentro de la escena internacional del net.art.
Es probable que quien conozca la reputación del colectivo
"artivista" â TMark piense que sus miembros
deben ser concienciados militantes, muy oscuros y serios. Nada más
lejos de la realidad; Ray Thomas y Frank Guerrero no
paran de hacer bromas ni de reírse ruidosamente, y tienen aspecto de
niños traviesos. La organización a la que representan actúa desde
mediados de los 90 como centro neurálgico desde el que se coordinan
los actos de protesta más imaginativos organizados en la Red.
Cualquiera que tenga una reivindicación concreta y se le ocurra una
manera de ejecutarla lo suficientemente llamativa puede enviar la
idea a su página web. Ellos se
encargan entonces de buscar financiación para el proyecto y
voluntarios que lo lleven a cabo. Posteriormente, su departamento de
prensa se ocupará de que sus acciones tengan la mayor repercusión
posible. Funcionan, literalmente, como una multinacional de los
actos de protesta.
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Uno de los carteles de RTMark
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Thomas y Guerrero, ambos profesores en Escuelas de Arte, han
venido a Barcelona a hablar del "tactical embarrasement"
(avergonzamiento táctico), el término con el que definen el conjunto
de técnicas que emplean para dejar en evidencia ante los medios de
comunicación a políticos como George Bush o instituciones como la
OMC, ambos recientes blancos de sus burlas. Antes de participar en
los talleres del MACBA tuvieron un primer encuentro con los
ciberactivistas españoles en el Hackmeeting 2000, el
encuentro de hackers celebrado la semana pasada en la ciudad condal.
La casa ocupada de Les Naus fue el marco de esta conversación sobre
arte, compromiso social e inversiones de alto riesgo.
DN: En términos legales, os habéis constituido como una
corporación. ¿Qué os ha impulsado a convertiros en esta figura que
tanto odiáis?
â TMark: Una de las
razones por las que legalmente somos una corporación es para poder
aprovecharnos de sus derechos y sus poderes, como la
"responsabilidad limitada", que básicamente viene a significar que
si algunas de nuestras terribles acciones de sabotaje tiene
consecuencias horrorosas, a nosotros no nos ocurrirá nada; le
ocurrirá a â Tmark. â TMark puede declararse en bancarrota, o
pueden obligarla a disolverse, pero nosotros y nuestros inversores
quedaremos libres de toda responsabilidad.
Desgraciadamente,
para una compañía tan pequeña como la nuestra esta táctica no
funciona demasiado bien. Sin embargo, para las grandes corporaciones
funciona genial. Multinacionales como Exxon Mobil
pueden hacer literalmente lo que quieran y jamás les ocurre nada
porque nunca hay nadie a quien responsabilizar de sus actuaciones.
Por eso, en realidad la principal razón por la que nos hemos
convertido en una corporación es para denunciar que muchas compañías
se están comportando así, y para protestar por la manera en que el
sistema legal beneficia a las multinacionales.
Finalmente, somos una corporación porque nos sirven sus métodos.
Los activistas tienen motivaciones más complejas que las
corporaciones, cuyo único fin es ganar dinero. Para ellas es todo
mucho más simple. Igualmente, a nosotros no nos importan los medios
que sean necesarios emplear para obtener nuestros fines. Igual que
las corporaciones, a las que no les importa a quien tengan que
matar, si al final del camino hay un posible beneficio. Tampoco les
importa si lo que cuentan a la sociedad no es exactamente la verdad.
Pero nosotros no queremos matar a nadie; éste es uno de los
principios que nos diferencian de las grandes corporaciones.
DN: Dado que el objetivo de la multinacional â TMark no es ganar dinero, ¿de qué manera medís
si la empresa va bien o mal, y cómo mantenéis contentos a vuestros
accionistas?
â Tmark: La atención de
los medios es el principal factor que empleamos para evaluar el
éxito de nuestros proyectos, pero hay otros. A veces, un proyecto
puede tener mucho éxito aunque llegue a poca gente, si posee una
cierta resonancia poética. El aspecto poético es muy importante ya
que produce dividendos culturales.
A nosotros, como individuos, nos pueden interesar más unos
proyectos que otros, pero a la maquinaria corporativa de â Tmark, que como la de todas las corporaciones
es voraz, sólo le importa una cosa: la prensa. La cuota de mercado
mediático, la cuota de "espacio mental" en la cabeza de la gente.
Para nosotros "más" es siempre "mejor", porque queremos movilizar a
la gente. Igual que a un inversor sólo le importa el beneficio
económico que produce su cartera de inversiones, a nosotros sólo nos
interesa el beneficio cultural.
Una de las cosas interesantes de â Tmark
es que, en la era en que todo el mundo quiere hacerse rico con una
"punto com", nuestra corporación está diseñada para perder dinero.
Ya que somos una anti-corporación, nuestro objetivo es perder
dinero. Y hasta ahora, nos está saliendo muy bien... Todos los que
invierten en â Tmark saben que van a perder todo su
dinero, pero a cambio obtendrán una cierta cantidad de "dividendos"
culturales. Obtendrán una historia en los medios de comunicación
sobre un proyecto que para ellos es importante, sobre algo que
refleja sus creencias o su punto de vista. Eso es lo que vende la
corporación â Tmark.
DN: Siempre os ha gustado el anonimato. Nadie sabe
exactamente cuántos sois, ni quién se esconde tras vuestras
acciones. No habéis renunciado a él ni siquiera tras convertiros en
estrellas del arte.
â
TMark: Empleamos el anonimato como una medida de protección para
nuestros inversores y empleados, a los que, al ser una compañía
pequeña, no les podemos ofrecer el velo corporativo del que disponen
las grandes multinacionales. Pero también por razones estéticas:
Como corporación somos una marca, como Coca Cola o Pepsi. Esta bien
que â Tmark. sea un nombre comercial tras
el que esconderse; no nos interesa que el grupo se preste al
egocentrismo o al ensalzamiento personal. Las grandes corporaciones
no quieren que su presidente sea muy conocido, porque si cae en
desgracia, les perjudicaría. ¿Quién es el presidente de Coca
Cola?
DN: En la industria informática no es así. Los 90 han sido
los años del estrellato de los CEOs. Bill Gates, Larry
Ellison...
â TMark: Es cierto, pero
es una fama que se han buscado ellos mismos, no que hayan promovido
sus compañías.
DN: Algunos grupos de la izquierda americana os acusan de
ser sólo unos gamberros...
â TMark: Es cierto, nos
han criticado por no ser lo suficientemente "serios". A veces la
gente interpreta nuestro sentido del humor como falta de una
verdadera creencia en nuestras posturas políticas, pero nosotros
creemos que el humor nos permite obtener una cierta ventaja táctica.
A la larga resulta una estrategia más persuasiva a la hora de
obtener resultados. Y más divertida.
DN: Parece que el humor y la ironía es una constante en el
net.art. No hay muchos net.artistas trascendentales y
dramáticos.
â Tmark: El medio es
inherentemente cercano a la ironía quizás porque en Estados Unidos
trabajamos dentro de un espectro político muy polarizado. Si
utilizas un discurso que sea parte, digamos, de la izquierda
tradicional, es muy difícil convencer a alguien que no tenga ya tus
ideas. Casi se sienten insultados. Pero si en vez de eso utilizas el
humor, puedes desarmar sus prejuicios. En los Estados Unidos, la
actitud de la mayoría de la gente es "Olvídalo, no voy a escuchar
ningún argumento referido a ninguna idea que esté más allá de un
cierto punto en mi espectro político". Pero si va escondido en un
chiste, parece que es más fácil que estén dispuestos a discutir.
Pero no criticamos a los grupos de izquierda que emplean otras
formas de acción directa, porque son totalmente necesarias. Nosotros
somos muy pocos, por lo que no podemos realizar una gran protesta
contra la OMC en Seattle o en Praga... Pero lo que sí podemos hacer
desde nuestro pequeño grupo es generar interés por estos asuntos. No
queremos emplear la tragedia ni la violencia, que es una de las
maneras de conseguir aparecer en los medios, poniendo bombas y cosas
así. Por eso usamos el humor, que es la otra única forma de atraer
la atención de la prensa.
DN: Las instituciones artísticas cada vez se interesan más
por la obra de â Tmark. Tras ser
seleccionados para tomar parte en la prestigiosa Bienal del Whitney
de este año, habéis venido a Barcelona a participar en un taller
organizado por el MACBA, una institución oficial. ¿De qué manera
podéis reconciliar esto con vuestra actitud iconoclasta?
â Tmark: Estamos
dispuestos a aprovechar todo lo que nos sirva para obtener nuestras
metas, que no son otras que despojar a las grandes multinacionales
de los amplios derechos de que disfrutan en el sistema jurídico.
Estos museos nos permiten operar dentro de un terreno como el del
mercado del arte internacional, lo cual nos interesa. En el caso de
los talleres del MACBA, no lo estamos haciendo por el museo, sino
por tener la oportunidad de trabajar con grupos locales y conseguir
así promover algún tipo de cambio.
El mundo del arte se interesa por nosotros porque empleamos
algunas de sus técnicas. Pero al final, esto no es lo que más nos
interesa, ni como activistas ni como artistas. A los artistas no les
deberían preocupar los museos, no deberían intentar exponer en
galerías. Esas cosas deberían pasar por accidente. Las galerías no
deberían ser perseguidas por los artistas, sino utilizadas. Cuando
nos invitaron a la Bienal del Whitney, nuestra respuesta fue vender
nuestras invitaciones para la recepción de gala, y cederle nuestro
espacio en su web a todo el que quisiera enviarnos su URL. Lo que
queríamos decir con esto era: aprovechaos de las instituciones.
DN: En cualquier caso, tal como os han ido las cosas
últimamente, parece inevitable que en 10 años alguno de los grandes
museos de arte contemporáneo del mundo monte una retrospectiva sobre
vuestra obra.
â Tmark: O eso, o
cotizaremos en el NASDAQ.
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