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Obra 'Superbad' de Ben Benjamin.

R. Bosco / S. Caldana
El net.art ha tardado mucho menos tiempo que el vídeo o la instalación e incluso que la fotografía en ser aceptado por la institución Arte. Desde su reconocimiento oficial en 1997 con la inclusión de varios proyectos en la Documenta X de Kassel, el arte hecho desde y para Internet ha ido ocupando espacio en las colecciones de muchos museos. Los nueve proyectos en la Bienal del Whitney Museum (del 23 de marzo al 4 de junio) de Nueva York, una de las grandes citas mundiales del arte, significan la legitimación definitiva del net.art.

El net.art ha llegado al Whitney Museum de Nueva York. Aunque los 97 artistas participantes han sido seleccionados conjuntamente por un equipo de seis expertos externos, supervisados por el director del museo Maxwell Anderson, parece que el principal responsable de la sección digital ha sido Lawrence R. Rinder, director del California College of Arts and Crafts de San Francisco.

Las nueve obras elegidas no tienen nada en común; por el contrario representan formas y métodos completamente diferentes de aproximación al net.art, en una diversidad estética que refleja la vitalidad y versatilidad del medio.

Los visitantes de la muestra pueden interactuar con los proyectos, que están enlazados a la página web del museo, desde los numerosos ordenadores disponibles en las salas, o asistir a las presentaciones en una pantalla grande en la galería central.

Precisamente esta pantalla ha motivado la renuncia de Auriea Harvey y Michäel Samyn, fundadores del colectivo Entropy8zuper, quienes decidieron retirar Skinonskinonskin "ya que la proyección hubiera sido un anatema para la pieza".

La única obra inédita realizada con motivo de la Bienal es Ouija de Ken Goldberg, artista y profesor de Ingeniería en la Universidad de Berkeley, quien en 1994 montó el primer proyecto donde cualquier internauta podía intervenir accionando un robot vía Internet.

Todos los proyectos de Goldberg, que combinan la crítica social con la robótica y la telepresencia, se basan en acciones realizadas por un telerobot activado por los usuarios de la red. En este caso se trata de una ouija (la combinación de la palabra sí en francés y alemán), es decir una talking board o tabla de espíritus, los tableros con letras y números a través de los cuales se cree que los seres del más allá pueden contestar a las preguntas de los vivos.

Con el ratón de su ordenador los usuarios de la web activan una ouija real situada en el laboratorio de Goldberg, de modo que ésta responde a una serie de preguntas de tipo social sobre el futuro, de una forma "mágica" e independiente de las intervenciones de las demás participaciones.

En el proyecto pueden participar hasta 20 usuarios a la vez, quienes, además, pueden chatear entre ellos. "Esta obra es una reflexión sobre lo que denomino telepistemología, es decir ¿cómo estar seguros de nuestras percepciones cuando éstas están mediadas por la tecnología? Quiero cuestionar la confianza ciega en Internet como fuente de información y fomentar la incredulidad", explica Goldberg.

En representación de las corrientes gráficas más lúdicas, inspiradas en la cultura popular, el cómic y la música rock, está Superbad de Ben Benjamin, una página que cambia cada día, sin explicaciones ni instrucciones, que invita al visitante a realizar un viaje impredecible a través de los numerosos proyectos de este joven artista de San Francisco.

La vertiente más literaria del net.art está representada por dos proyectos casi antagónicos: Grammatron de Mark Amerika, una de las expresiones más maduras de narrativa hipertextual no lineal y Blindspot de la novelista Darcey Steinke, que constituye la primera transgresión a este nuevo lenguaje.

En Grammatron el público se encuentra involucrado en una narración laberíntica e imprevisible, que trata de ciberespacio, misticismo y sexo virtual, protagonizada por un info-chaman y Grammatron, su álter ego digital.

Blindspot se diferencia de los demás proyectos de narrativa hipertextual porque tiene un desarrollo lineal, que puede ser seguido como tal. La historia central, que trata de la tensa espera de una mujer, está enlazada a 19 textos cortos estructurados en frames, que dividen la página en varias secciones más pequeñas.

También participan Fakeshop, un proyecto artístico desde el cual, además, se transmiten en tiempo real las performances multimedia del grupo y ®TMark, el célebre grupo de artivistas, cuya página propone una larga lista de iniciativas culturales anticorporativas y acciones de sabotaje creativo por la red.

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